domingo, 5 de enero de 2014

Aprender a amar

Desde pequeños nos enseñan a sumar, a localizar un país dentro de un mapa o incluso a tener conocimientos de cómo es y funciona nuestro cuerpo pero nadie nos ha enseñado cómo debe ser una relación sana y disfrutar del amor.
 
Sin ser conscientes, lo aprendemos según lo que hemos observado en casa, en los medios de comunicación e incluso en las películas románticas.
Nos han inculcado que las chicas tenemos que esperar a nuestro príncipe azul, ese tipo de hombre a lo "Cenicienta", donde sólo y exclusivamente se ve lo bueno que hay en él, ese que nos salvará y nos protegerá convirtiéndonos en princesas de un cuento sin fin...sin tener en cuenta la segunda parte del cuento: no es adecuado depender de otra persona para sentirnos seguras.
Somos educados de forma diferente y esto hace que nos comportemos de manera distinta. La sociedad es la que hace que haya estos desniveles en la forma de ser y de actuar. La idea de que somos medias naranjas en busca de nuestra otra mitad ha hecho mucho daño en esto del amor. Más bien somos naranjas enteras que comparten con otras naranjas los sueños, proyectos, los deseos, problemas y éxitos de la vida.
 
Las mujeres tienen que ser autónomas para poder romper con las relaciones que no las convienen. El hecho de ver como única meta de la vida el conseguir una pareja hace que en ocasiones se pueda confundir el amor con lo que está socialmente estipulado.
Lo importante es en primer lugar querernos a nosotros mismos, respetar nuestras ideas y pensar que tenemos un valor como personas. Solo así haremos que los demás nos quieran por lo que somos y nos respeten sin ninguna máscara social.
 
Esta idea del amor romántico hace que pase desapercibido algunas conductas que son altamente dañinas para la persona y llevan a ideas preconcebidas negativas como por ejemplo que las mujeres se ocupan de dar cariño y apoyar al otro y los hombres deben ser fríos y cautelosos en sus emociones.
Es por eso que las mujeres tienen tan interiorizado el considerar normal que se sufra en el amor y nada más lejos de la realidad. Estas diferencias que hacen que se genere malestar emocional se pueden detectar y modificar para saber que no se quiere en una relación.
 
Los conflictos en una pareja surgen a veces y se arreglan dialogando y buscando alternativas y soluciones. Estos conflictos no se deben temer ya que sirven para que la pareja madure y evolucione en su consolidación. Sin embargo cuando uno de los dos intenta imponer y llevar siempre la razón es cuando aparece la falta de respeto y la señal que indica que no es una relación sana.
 
Y ¿Qué es una relación sana? Son aquellas en las que TÚ te encuentras a gusto al tratarte el otro/a con respeto:
         - Tus opiniones son igual de importantes que las de la otra parte, aunque sean diferentes.
        - Se organizan cosas y se comparte la diversión mutua.
        - El tiempo que pasas con la pareja es igual de importante que el tiempo que pasas con familia y amigos.
        - La confianza y la escucha en el otro a la hora de hablar cualquier tema.
        - Compartir los problemas y respetar las soluciones que cada uno genere.
        - Libertad para decir y expresar lo que quieras o necesites.
        - El otro/a es uno más y no es la única persona que comparte tu tiempo.
 
Así que aún se está a tiempo de cambiar ciertas cosas, esas que son adquiridas por el aprendizaje. Aún estamos a tiempo de respetar que "TÚ eres TÚ y YO soy YO y eso es maravilloso."