Me llevo la luna...si, esa que me ha estado alumbrando en las noches cerradas, con sus distintas caras, con sus misteriosas sombras.
Luna que envuelve y acuna mis sentidos elevando mis sentimientos hasta lo más alto del cielo y en el cielo me quedo. Con ella mis emociones son todo un descubrimiento. Y cómo me gusta descubrirte, poco a poco, a fuego lento...
En la oscuridad se te admira más bella, más serena y en calma. En la diversidad de tus fases encajo mil posturas y me duermo entre tus brazos porque el dolor en tu regazo se neutraliza.
Cuando te me acercas se acelera el ritmo de mi corazón, me da fiebre y me hago fuego, me hago sol...consumiéndome en mi deseo.
Menos mal que esa estrella fugaz pasa a tu lado y mi deseo se cumple fundiéndonos en un beso eterno, en tu color blanco me estremezco y gimo al caer en uno de tus cráteres que liberan mi luz en cientos de estímulos precisos.
Saber por dentro como eres tu, luna, es mi anhelo y tiemblo en tu frío volcán...duermo, duermo mientras tu te ocupas del influjo de los mares revueltos.
Que bien me siento y siento que oculta estarás en mis días en duelo vigilando mis gestos para luego en el atardecer salir sorprendentemente a mi encuentro.
De nuevo me alejas y me arrastras, me acercas y me empujas al vacío para llenarme después de tu silencio infinito que hace que los sueños sean y se hagan realidad en tu mundo de estrellas.
Tu parte oscura que a nadie enseñas me recuerda que sigo sin conocerte. Es entonces cuando acepto que no debo tenerte miedo y te adentras en mi noche. Te aúllo y me respondes, ahora es cuando caemos en el amor...
" La manera en que la noche se conoce con la luna, sé eso conmigo. Sé la rosa más cercana a la espina que soy." Rumí