El faro blanco que fue
Se transformó en setenta y dos colores,
Cambiando de piel,
Mudando sus flores.
Sesenta y tres metros de esperanza
De luz y guía
Mueve sus pestañas
De estrellas y alma vacía.
Me manda señales
Para pisar tierra en el cielo.
Intermitencias emocionales
Para navegar caminos y senderos.
Acantilados que asoman
En atardecederes infinitos
De poemas que coronan
destellos de luna y brillo.
Porque en la oscuridad me encuentro
Y el sol deslumbra mi universo.
Faro eterno de estruendo silencio
En lo más alto del firmamento.
Estoy a salvo porque navego,
Estoy en peligro porque me obligo.
Faro en la niebla me encuentro,
Faro en la noche me olvido.