lunes, 5 de octubre de 2015

Roma se enamoró de Florencia

Borrachera de risas en el bohemio Trastévere…Aun esa tarde está esperando en medio de Carlos Menta a que el olor a carbonara, permaneciese en lo alto del monumento a Víctor Manuel, ese donde la gaviota del destino nos hizo sonreír a granel.

Parecías un dios pagano, te faltaba la túnica de mis brazos. Menos mal que en cada esquina los besos de gelato, sustituían las ganas de arder en Roma.

Nuestros pasos deshacían la ciudad eterna entre admiración y el descubrimiento del momento antiguo entre la calzada adoquinada y en monte Palatino.

El Tíber nos acompañó hasta el castillo de esos ángeles que nos protegían desde el cielo para indicarnos que la plaza de San Pedro, se encontraba muy cerca del santo sueño eterno. Y esperamos a que anocheciera y que sus luces cambiaran la perspectiva dorada del silencio en toda su armonía sincera.

Ese día, el coliseo nos perseguía entre recovecos y guías enseñándonos la grandeza de Flavio, historias de gladiadores y fieras, batallas navales y cuerdas que subían el espectáculo a la arena.

Y desde la Fontana de Trevi al Panteón de Agripa, hice que te soñara con una copa de rosado en la mano y violines llorándome para que volviera a tu lado.

Plazas, escalinatas, banderas con sabor a la mejor pasta y calles con detalles a ti…

Cerramos los ojos y por un instante te perdí… Al final la luna buscó las ondas de tu pelo allá en el puente viejo de Florencia donde tu mirada prometió al río Arno, que no habría candados en nuestra amor libre y fue el viento quien abrió nuestros anhelos de seguir descubriendo en lo alto de la plaza de Miguel Ángel, que nos queremos. El David fue testigo de que un trocito de brillo quedó eterno en las alianzas del firmamento.

Al final, mis pestañas se enredaron en las tuyas dejando al descubierto un beso con sabor a deseo de volver al jabalí de bronce para que se cumpliera la fortuna de tenernos y revivir  los momentos de esa ciudad de cuento inolvidable en el sueño del nacimiento de Venus y la poesía de la plaza de  la Señoría.

La música de los artistas que envolvían el silencio más bello, hizo magia en nuestro universo.

Simplemente… te amo en el verso de tu corazón inverso, ahí, muy dentro del epicentro de nuestros sentimientos.

 

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