miércoles, 5 de diciembre de 2012

Siempre nos quedará París

Capital gala en diciembre,
nieva copos de Sena bajo nuestros pies,
y  un deseo de fuego para siempre
gritado desde la torre Eiffel.

Notre Dame misteriosa
susurra gárgolas al viento
que vuelan junto con pétalos de rosas
hacia esos campo Elíseos de ensueño.

El arco del Triunfo persigue
nuestra historia especial,
mientras pintores en el Sacré Coeur escriben
retratos de almas con un toque magistral. 

El Louvre atrae laberintos
de arte donde descansa nuestra sed,
hambre de conocimiento compartido
junto al amor y la psique del revés.

Un crepe en el barrio Latino,
un beso en las aceras de Montmartré,
noches eternas en las alas del destino
que nos envuelve en la cama de un hotel.

Hoy, día cinco de este mes,
mi recuerdo cabalga en este poema
nostalgia de un ayer
donde nos prometimos un lema:

"Siempre nos quedará París"



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