jueves, 26 de septiembre de 2013

Hoy el dolor duele

¿Os habéis preguntado alguna vez si el dolor es igual al sufrimiento? ¿Os habéis planteado si el dolor es necesario para poder progresar, para poder avanzar personalmente?
Todas estas cuestiones son importantes que nos las planteemos ya que si no hemos sentido dolor en algún momento de nuestras vidas, sería complicado el madurar como personas.
 
Por un lado está el sufrimiento que es una emoción negativa hacia situaciones desagradables. Este sentimiento suele ser intenso y valorado por los seres humanos como insoportable.
Por otro lado está el dolor que es una experiencia sensorial y emocional  molesta que conlleva una lesión presente o potencial descrita en distintos grados. Existe el dolor físico y el dolor "del alma", ambos reales pero con distintas connotaciones.
 
Algunas teorías hablan de la dificultad de cambio en personas que no han tenido contacto con el dolor, con la culpa y si con la negación de aspectos de su vida, por tanto son sujetos con pocas o ninguna necesidad de modificación y adaptación.
La evitación, la huida y la negación del dolor pueden mantenernos estancados y hacer que no reaccionemos ante las adversidades y no lleguemos a tomar una decisión acertada. Así nos mantenemos anestesiados, adormecidos, erróneamente felices...
El orgullo y la arrogancia puede crear una falsa situación de alegría compulsiva haciendo que se sonría hasta en los momentos más duros de pérdidas tales como la de un ser querido, la ruptura de la pareja, parte de la salud o un trabajo. Y es que da tanto miedo eso de asomarse al abismo que algunos se mantiene en ese agujero eterno, sin adentrarse en sentimientos como la vergüenza, la culpa, la rabia o el miedo.
 
Considero que para crecer y evolucionar hay que atravesar y vivenciar el dolor en cada entorno que nos rodea hasta que vayan curándose y cicatrizando las heridas. Hay que estar en esa oscuridad, bajar a la profundidad de la parte más oculta de nosotros mismos con una linterna y acabar con el miedo a lo desconocido. Eso es lo que realmente paraliza e impide madurar, hacernos grandes.
 
Vivir en un permanente sufrimiento tampoco es bueno. Es rebozarse una y otra vez en el dolor transformándolo en el placer de sufrir. Existe un terror tan desorbitado, que la persona que lo sufre constantemente, en realidad  busca esa experiencia negativa para tratar de controlarla y tener una excusa para no seguir el camino del avance y del descubrimiento.
 
Cuando una persona tiene una contractura muscular en la espalda o en el cuello, el profesional tiende a tratarlo en primer lugar con un masaje descontracturante, es decir, tiende a recolocar los músculos afectados antes de poner antiinflamatorios y eso duele, claro. Este dolor es necesario para la sanación pero si al cabo de un tiempo, después de meses y de años, esa persona se queja constantemente de cuánto le dolió aquello y mientras lo recuerda vuelve a tensar los músculos de su espalda, eso hará que siga enganchado al sufrimiento. Esa es la gran diferencia entre estos dos conceptos.
 
El dolor es una experiencia que se tiene que aceptar cuando llega y sentirla para después canalizarla. Un ejemplo muy claro es el dolor que se siente cuando hay una oclusión intestinal. Gracias a ese dolor nos advierte del peligro que corremos y nos hace activarnos realizando la conducta de ir a urgencias de un hospital.
Otro ejemplo de dolor pero esta vez emocional es cuando perdemos a un ser querido. Ese dolor nos advierte del cambio que vamos a tener, de la ausencia que vamos a sentir y del valor que tenía esa persona en nosotros. Ese duelo es saludable pasarlo, hacerlo nuestro, llorarlo para después enfrentarse al propio dolor y compartirlo con otras personas que han pasado por situaciones similares. Entonces llega el momento que aceptamos ser en la transgresión, en la resiliencia, en la oportunidad de encontrar un nuevo significado de la realidad que nos ha tocado vivir. 
Después de esto podemos diferenciar cuando estamos bien reforzados para seguir el camino y poder disfrutar de cada tramo de la vida.
 
El dolor hay que sentirlo, aceptarlo para más tarde soltarlo. El sufrimiento se elige, se agranda o se minimiza.
Si hacemos esta diferenciación podremos pasar página y descubrir la gran fuerza de quien ha estado dentro de su debilidad.

"El sufrimiento, una vez encarado sin temor, es tu pasaporte hacia la libertad." Pablo Coelho
"El dolor tiene la función en el ser humano de crear una causa mediante una experiencia que nos ayudará a entender, valorar, apreciar, amar, evitar y/o aprender, la cual tendrá como efecto nuestra evolución espiritual." María Aduke
"El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional". Buda
"Somos como una bolsa de té, no conocemos nuestra verdadera fuerza hasta que estamos en el agua caliente". (Eleanor Roosevelt)
 

 
Bibliografía:
John Preston(2008):Superar el dolor emocional. Ediciones Mensajero 
Forés, Anna y Jordi Grané(2008): La resiliencia. Crecer desde la adversidad. Barcelona: Plataforma Editorial.
Sigrid Lange(2001). El libro de las emociones. Siento luego existo. Editorial Edaf. 
 
 
 
 
 
 
 

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