La depresión y la ansiedad son reacciones normales dentro de esta historia. El paciente se vuelve más susceptible a los problemas cotidianos. Diversos estudios demuestran que el estrés provoca cambios en el ritmo intestinal, cambios en la motilidad que pueden afectar al humor. Según la organización Mundial de la Salud, cuanto mayor es el apoyo percibido, menor es el impacto del estrés y mayor la sensación de bienestar. Si la familia se encuentra bien, es más probable que el enfermo también lo esté. Es por eso que es de total importancia que la familia se implique siendo lo más respetuosa posible con el enfermo, es decir, dando apoyo sin hacerse dependiente y dejando un espacio donde el enfermo exprese sus sentimientos mediante el diálogo.
Después de una discusión en la familia es bueno hablar del por qué ocurrió. Quizá el motivo del enfado fue por tener que pedir ayuda para hacer cierta actividad que antes podíamos hacer solos. Esto nos produce ira, rabia de pensar que en el pasado eso mismo lo podríamos haber hecho. Es necesario que nuestra familia y los más allegados sepan los motivos del por qué estamos así. Siempre será más fácil que nos lleguen a comprender si saben que ideas se nos pasan por la cabeza.
Es por eso que la familia del enfermo y el propio enfermo necesitan de apoyo e información psicológica para poder adaptarse mejor y más rápido a esta nueva situación. Muchos de los enfermos junto con la familia desconocen ciertas reacciones que genera la tensión que produce esta enfermedad y esto es clave para comenzar a retomar de nuevo nuestro camino de manera positiva siendo conscientes de nuestra nueva situación para poder llevar la mejor calidad de vida posible y que nuestra familia, amigos… ayuden y apoyen para ese recorrido.
¿Cómo?
1. Informarse
de la enfermedad, es decir, el conocimiento es poder y cuanta más información
se tiene de la enfermedad más control de la situación hay y desaparecen muchas
incertidumbres y creencias negativas que se generan alrededor de la enfermedad
de crohn.
2. Reconocer
las emociones y sentimientos que aparecen en muchas enfermedades crónicas. Es
normal que las personas que padecen de una enfermedad como esta suelan
estresarse por encontrarse en un momento
dado con dolores, malestar, cansancio, etc. y después tener que afrontarlo con
el trabajo, los estudios, actividades sociales…Si sabemos reconocer que tenemos
cambios de humor, que lloramos mucho y no queremos hablar con nadie, sabremos
que estamos tristes y deprimidos. Esto forma parte de un proceso natural de la
situación en sí. Expresarlo y compartirlo es esencial a la hora de sentirse
mejor.
Hay
personas que lo hacen a través de especialistas en la materia como puede ser el
psicólogo; otros uniéndose a grupos de
apoyo como son asociaciones de personas con tu misma enfermedad. Y como no, por
gente de tu confianza, amigos y familiares que estén dispuesto a escuchar cómo
nos sentimos y a desahogarnos con ellos y liberar esa tensión de la que tanto
nos quejamos.
3. Empatizar
con las reacciones que puedan tener otras personas. En ocasiones son los
propios padres los que no acepten lo que te está pasando. Se sientan culpables
y se enfadan mucho con lo que está sucediendo e intentan ocultar lo que
realmente está pasando. Es entonces cuando hay que pensar que ellos también lo
pueden estar pasando mal y que si se comparte ese malestar, podrán entender
ambas partes mejor lo que está pasando y así poner soluciones.
4. Relativizar
las cosas, es decir, darle la importancia que en realidad tiene en el momento
que pasa. No debemos cometer el error de sentir que nuestra enfermedad es ahora
nuestra vida si no que solo forma parte de ella y que podemos seguir
construyendo nuestro “puzle” de vida a pesar de esta adversidad.
5. Tomar
decisiones en cuanto a las alternativas que tenemos y llevarlas a cabo. De nada
sirve lamentarse y estar en un rincón
llorando por lo que nos ha pasado. Hay que saber cuáles son nuestras
limitaciones y cuales nuestros proyectos de futuro que si podemos desempeñar y
comenzar a ponerlos en práctica. Todavía tenemos mucho que dar y mucho que
recibir de todo y de todos.
El enfermo de crohn y su familia pueden llegar
a descubrir que posicionarse en un papel activo en el cuidado de la salud tanto
física como psíquica, les va a ayudar a la hora de descubrir y valorar sus
puntos fuertes para seguir adelante de forma positiva y por supuesto adaptarse
y aceptarse con sus limitaciones porque no hay nada que nos haga más fuertes
que el reconocimiento de nuestras debilidades.
Soy
enferma de Crohn, como muchos de vosotros, con una familia detrás que ha
aprendido a ayudarme en la justa medida y hemos aprendido a adaptarnos a estos
nuevos tiempos. Es así como yo he superado mi etapa de duelo y es así como
quiero que os llegue a todos los que leáis este artículo de una psicóloga que
acaba de desmontar el refrán que dice: “en casa del herrero cuchillo de palo”.
Es misterioso ver como Dios nos hace pasar por las circunstancias mas terrible y dolorosas , porque estas circunstancias son el requisito indispensable que nos iran moldeoando como la persona que somos y nos permitiran construir cosas maravillosas.Gracias prima, por estar tan atenta a la realidad que eres capaz de construir sobre las dificultades por las que has pasado,tu ejemplo no solo ayuda a los pacientes de EII sino a cualquiera que no quiera cerrar los ojos frente a las dificultades. Sabes lo mucho que te quiero.
ResponderEliminarGracias, Macu...yo también te quiero y admiro tu alma que es el fiel reflejo de tu ser:)No cambies nunca!!
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